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DISCOGRAFÍA | CRÍTICAS DISCOGRÁFICAS
EXCELENTE COLOFÓN AL CENTENARIO DE MAHLER

PACO YÁÑEZ


INTERPRETACIÓN | 9
SONIDO | 10
·································

2ª SINFONÍA "AUFERSTEHUNG"
CHRISTIANE OELZE
SARAH CONNOLLY
MDR RUNDFUNKCHOR
BERLINER RUNDFUNKCHOR
GEWANDHAUSCHOR
GEWANDHAUSORCHESTER LEIPZIG
RICCARDO CHAILLY

ACCENTUS MUSIC ACC20238
DVD | 88.18
17-18/V/2011


INTERPRETACIÓN | 8
SONIDO | 10
·································

8ª SINFONÍA
ERIKA SUNNEGARDH
RICARDA MERBETH
CHRISTIANE OELZE
LIOBA BRAUN
GERHIL ROMBERGER
STEPHEN GOULD
DIETRICH HENSCHEL
GEORG ZEPPENFELD
MDR RUNDFUNKCHOR
CHOR DER OPER LEIPZIG
GEWANDHAUSCHOR
GEWANDHAUSKINDERCHOR
THOMANERCHOR LEIPZIG
GEWANDHAUSORCHESTER LEIPZIG
RICCARDO CHAILLY

ACCENTUS MUSIC ACC20222
DVD | 85.09
26/V/2011

Llegamos a los últimos días de un 2011 que, entre otras conmemoraciones (Victoria, Liszt, Xenakis, etc.), ha marcado el primer centenario de la muerte del genial Gustav Mahler. Como cabía esperar, ha sido éste un año prolífico en homenajes, conciertos, publicaciones (en lengua castellana siempre en menor medida), y lanzamientos discográficos, sean estos reediciones o primicias que amplían el ya muy considerable catálogo mahleriano; un compositor del cual podemos decir, en esta segunda década del siglo XXI, que su tiempo ha llegado con creces.

No son pocos los registros mahlerianos a destacar de cuantos han sido editados en 2011. De entre los directores ya desaparecidos, merecen la pena el rescate realizado por Testament de las primeras tomas radiofónicas de la Décima sinfonía en la edición de Deryck Cooke, con dirección de Berthold Goldschmidt, o, especialmente, de la Sinfonía Nº1 y Das Lied von der Erde en manos de Carlo Maria Giulini con la Berliner Philharmoniker; la resurrección sonora de otro mahleriano de pro como Klaus Tennstedt a través de sus directos con la London Philharmonic Orchestra en los sellos ICA y LPO; o la posibilidad de escuchar en disco compacto, varias décadas después de su grabación, al impresionante dúo Fritz Wunderlich & Dietrich Fischer-Dieskau bajo la batuta de Josef Krips en Das Lied von der Erde (Deutsche Grammophon). También algunos de los adalides de las partituras de Gustav Mahler en el presente han aportado su sapiencia con CDs o DVDs lanzados al mercado este año: los Claudio Abbado (Accentus), Pierre Boulez (Accentus), Michael Gielen (Altus y Hänssler), Thomas Hampson (Deutsche Grammophon), James Levine (Helicon), Zubin Mehta (Helicon), Jonathan Nott (Tudor), Simon Rattle (EMI), o Esa-Pekka Salonen (Signum), entre muchos otros. De entre tan ilustre nómina, me quedo hoy con el director al que considero, en global, capaz de brindarnos el Mahler más completo de nuestros días: el milanés Riccardo Chailly.

Riccardo Chailly ya nos había brindado, en el año 2005, la que considero integral de las sinfonías mahlerianas más homogénea y de más alto nivel medio de cuantas disponemos en el mercado, al frente de la Concertgebouworkest de Ámsterdam y de la RSO de Berlín para la Décima sinfonía (Decca 475 6686). No puedo ocultar que cuando Riccardo Chailly anunció su marcha de Ámsterdam para recalar en la Gewandhausorchester de Leipzig fui de los que consideró aquel cambio como un paso atrás en su carrera, habida cuenta la inmensa calidad de la formación holandesa; una Concertgebouworkest que poco después de su marcha era elevada -con todo lo subjetivo que ello pueda ser- por la revista británica Gramophone al podio de ‘mejor orquesta del mundo’ (quien estas líneas firma se sigue quedando con la Berliner Philharmoniker para tal distinción, sin que ello desmerezca un ápice la excelsa calidad de la Concertgebouworkest; una excelencia de la cual las versiones chaillyanas de las sinfonías de Gustav Mahler constituyen un ejemplo paradigmático).

En los primeros registros de Riccardo Chailly al frente de su nueva orquesta se acusaba ya ese bajón, además de la falta del enorme entendimiento que había presidido las últimas temporadas holandesas del milanés, tras los no pocos conflictos y roces de sus primeros años en la sala del Concertgebouw. Afortunadamente, estos dos excelentes DVDs que hoy reseñamos nos muestran que el trabajo realizado entre la orquesta alemana y su nuevo director desde 2005 está dando ya unos notabilísimos frutos, con un sonido de la Gewandhausorchester menos frío y rígido que el que mostraba en los primeros conciertos con Riccardo Chailly. El sello Accentus, que en su catálogo mahleriano ha incorporado este año interesantísimas lecturas de Claudio Abbado y Pierre Boulez, consigue quizás su mayor logro con respecto al compositor bohemio en estas versiones chaillyanas de sus grandes sinfonías corales: la Sinfonía Nº2 en do menor Auferstehung (1888-94) y la monumental Sinfonía Nº8 en mi bemol mayor (1906), registradas en el festival con el que la ciudad de Leipzig conmemoró, el pasado mes de mayo, el centenario de la muerte de Gustav Mahler.

Especialmente impresionante resulta la lectura de la Segunda sinfonía que realiza Riccardo Chailly. Algunas voces habían sido críticas en su día con su grabación holandesa de esta página, efectuada en 2001 para la Decca (448 813-2). Se acusaba a Chailly en aquel momento de cierta frialdad, de una contención excesiva que lastraba el fuego romántico, el ejercicio de autoafirmación y fe que esta partitura supone. Siempre he creído que aquellas críticas se debían, en buena medida, a la presencia algo deficiente de la grabación, pues lo que revelaba la interpretación chaillyana era una comprensión sublime de la obra, de su modernidad y de su portentosa arquitectura musical, expuesta por el milanés con una claridad y un mimo camerísticos. Esta lectura alemana cierto es que no cuenta con las excelencias de la Concertgebouworkest, aspecto que lastra los pasajes confiados a los solistas, así como el color, las texturas tímbricas alcanzadas en las distintas voces, y la musicalidad de las mismas, que en la versión para la Decca brindaban un virtuosismo endiablado, especialmente en lo referido a las maderas. La primera intervención de los oboes en el Allegro maestoso así lo deja a las claras, pero también seremos partícipes de una cuerda excelente en todas sus secciones y de unos tutti orquestales enormemente compactos y abrumadores, con unos metales quizás más contundentes que los holandeses, de sonido rotundo y expansivo.

El planteamiento general de la obra a nivel técnico y estructural es prácticamente el mismo que el expuesto hace diez años, y si algo distingue a esta nueva versión es el arrojo emocional, la vivacidad y vehemencia del directo; enfatizada, además, por lo emotivo del concierto en sí, celebrado el día en que se cumplían los cien años de la muerte de Gustav Mahler. Viendo dirigir a Riccardo Chailly toda la obra, especialmente el coro final, es comprensible que el milanés se haya tenido que tomar recientemente un respiro por motivos de salud, pues una intensidad tal como con la que dirige esta partitura sin duda puede agravar sus dolencias, pues desde la batuta todo se ve incendiado por un fuego de una intensidad abrumadora. Ello no quiere decir que el torrente expresivo desplegado por Chailly sacrifique ni un detalle en cuanto a perfección técnica, ya sea en planos dinámicos, en presencia de las distintas voces, en unas transiciones exquisitas, en el refinamiento de los entramados contrapuntísticos, etc, etc, etc. Es prácticamente imposible destacar un movimiento, pues todos resultan sobresalientes, pero de nuevo vuelve a deslumbrar su In ruhig fließender Bewegung, un pasaje que en la lectura holandesa marcaba uno de los puntos más logrados de su ciclo sinfónico. Excelente, del mismo modo, todo el coro final, expuesto aún con mayor calma y calado espiritual, apoyado en unas desiguales voces solistas (muy justa en expresividad y tesituras la soprano Christiane Oelze; mucho más sólida y convincente la mezzo Sarah Connolly) y unos sobresalientes coros. Un repaso a la duración de los cinco movimientos nos muestra que a nivel metronómico los planteamientos chaillyanos tampoco han variado en exceso (Decca: 23:05/11:08/10:49/5:34/37:27. Accentus: 23:33/10:33/11:02/5:39/41:20), manteniéndose firme en su concepción de la partitura, quizás aquí más profundizada a nivel espiritual y dramático, con un refinado tratamiento de los elementos más descriptivos de la partitura (soberbia la espacialización de las fuentes sonoras previa a la entrada del coro). Versión, así pues, a considerar entre los logros mayores en esta partitura (y, sin duda, referencia en DVD).

Por lo que se refiere a la Octava sinfonía, igualmente la versión holandesa de Ricardo Chailly, registrada en el año 2000 para la Decca (467 314-2), había levantado opiniones contrarias, pues su contención, su concienzudo trabajo en la disección sonora, su refinamiento camerístico, no habían sido comprendidos por toda la crítica, creándose una suerte de polarización al respecto. Esta lectura alemana vuelve a incidir en una claridad portentosa, pero como en el caso de los registros chaillyanos con la Concertgebouworkest en directo, la interpretación en vivo favorece mucho que ese trabajo de absoluta precisión se acompañe de una torrencialidad expresiva de mayor vehemencia, con una importante teatralidad en esta sinfonía a camino entre el oratorio, la ópera y una partitura de cámara para varios cientos de ejecutantes: tal era Mahler, alguien capaz de abrazar todo un universo en sus partituras, con más sistemas solares en rotación que en ninguna en esta monumental Octava sinfonía.

Las voces solistas suponen el punto más bajo de esta versión, y quizás el mayor impedimento para que esta lectura no alcance la redondez que sí logra el maestro italiano en la Segunda sinfonía. Especialmente irregular se muestra el trío masculino, con un Stephen Gould muy limitado en expresividad y registros agudos, y un Georg Zeppenfeld carente de gravedad y hondura vocal. El elenco femenino es más homogéneo y satisfactorio, especialmente en lo referido a la soprano Erika Sunnegårdh y a la contralto Lioba Braun; aunque estamos lejos, en global, de lo que nos pueden ofrecer en términos de expresividad y coloratura vocal versiones como las de Leonard Bernstein y Claudio Abbado para la Deutsche Grammophon, o Georg Solti para la Decca. Los coros están correctos, muy medidos en el tejido contrapuntístico y bien insertados en el entramado instrumental, mostrando Chailly en toda su plenitud la relación entre palabra y música, pero también, al analizar de forma tan nítida esta partitura, el romanticismo más convencional en sus formas e intenciones que Mahler despliega en esta obra frente a composiciones mucho más avanzadas en su tiempo y logradas musicalmente como sus sinfonías Sexta, Séptima, Novena, o Das Lied von der Erde, por citar otras piezas de la época de esta Octava, cuya relevancia considero mucho menor en la estética de Mahler, conformando una suerte de ‘aparte’ en su catálogo sinfónico de madurez.

Por lo que a las duraciones de la Octava sinfonía se refiere (Decca: 24:35/57:34. Accentus: 24:32/60:37), comprobamos que la primera parte mantiene unos tempi prácticamente calcados, mientras que la segunda -como en el caso de la Segunda sinfonía- vuelve a expandirse algo más en esta nueva grabación de Riccardo Chailly, con una mayor respiración de la partitura y un aliento expresivo más pausado y ampuloso.

Las tomas sonoras de ambas sinfonías son realmente excelentes, de esas que se disfrutan sin reparo alguno, aun a pesar de las dificultades que entrañan dos obras con semejantes efectivos sonoros y los efectos de espacialización diseminados por Mahler en su Segunda sinfonía. Las grabaciones se presentan en PCM Stereo, Dolby Digital 5.1, y DTS 5.1. Los subtítulos, además de en los idiomas originales, en alemán, inglés y francés. Por lo que a la imagen se refiere, ésta presenta una ratio de 16:9 en formato NTSC, y la dirección es de Henning Kasten para la Sinfonía Nº2 y de Michael Beyer para la Octava, que firman dos elegantes trabajos, muy ilustrativos y sobrios, con gran atención a Riccardo Chailly y muy bellas tomas de la Gewandhaus de Leipzig. La región de los DVDs es 0 y su formato es DVD 9, con lo cual las garantías en calidad de sonido e imagen son máximas, existiendo estas mismas grabaciones en formato Blu-Ray. Los libretos, carencia ésta habitual en tantos DVDs, son parcos en ensayos musicales, presentando en este caso numerosas fotos y abundantes datos sobre las grabaciones y el festival del que proceden estas tomas.

Se trata, así pues, de dos excelentes DVDs que calificaría como verdaderas referencias en este formato en cuanto a lecturas modernas de estas partituras sinfónico-corales; unas obras que en manos de Riccardo Chailly suenan con la perfección técnica y la inmensa nitidez con la que ya nos había diseccionado la música de Gustav Mahler en su ciclo para la Decca, aquí, si me apuran, con un plus de vehemencia, teatralidad y expresividad, algo que hace de estas versiones un magnífico colofón al año del centenario Mahler.

01-II-2012

© gustav-mahler.es