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PRESENTACIÓN DEL LIBRO: MAHLER DE JOSÉ LUIS PÉREZ DE ARTEAGA

EUGENIO MOTA CAMPOS

Vamos a intentar hacer una crítica ‘novelada’ de la presentación del libro 'MAHLER' de José Luis Pérez de Arteaga. Bueno pues vamos allá, presiento que mi nervioso tecleo va a dar para bastante así que aviso a los impacientes que se apeen del ‘tren’ pues la estación término se vislumbra bastante lejos todavía.

Sobre las 11.30 horas aparcaba mi ‘bólido’ en el parking de la Residencia de Estudiantes, una hora antes de la presentación del libro 'MAHLER'. Yo, que siempre voy justito en cuanto a tiempo, esta vez llegaba una hora antes. Debía ser las ganas que tenía de conocer al autor del libro y ver como discurría su presentación. Como tengo tiempo de sobra aprovecho para terminar de oír la tremenda interpretación que Bernard Haitink hace de la Tercera con la CSO el pasado año del sello 'Resound' y que he visto que cuesta unos 35 euros, creo que se han pasado un poco en el precio, menos mal que un buen mahleriano me la facilitó. Aprovecho para decir que los solos de Jay Friedman son extraordinarios aunque prefiero al que se sienta a su izquierda, Michael Mulcahy. Seguimos.

Cierro la puerta del vehículo y me dirijo hacia el edificio que me habían indicado. Al llegar veo a una joven colocando numerosos ejemplares del libro 'MAHLER' en la puerta de la sala, todavía cerrada. No era yo el primero en llegar ni mucho menos, ya que numerosas personas se encontraban ya en una sala contigua hablando entre ellos. Veo a caras conocidas de Radio Clásica y RTVE como no podía ser menos, pero uno no conoce a nadie personalmente.

Siguiendo las indicaciones de Manuel del Río (editor de la gustav-mahler.es) de cómo localizar a la mujer de Arteaga le pregunto a esta chica si ha llegado Almudena. Me contesta que no va a venir al acto. Le pregunto el motivo y me contesta que ha dado a luz a un niño. No me lo podía creer. Evidentemente había un malentendido. Le digo entonces que la Almudena por la que pregunto es Almudena de Maeztu, entonces me dice que no la conoce y yo entonces no puedo por menos que acordarme de mi amigo Manuel. Luego sería Arteaga quien, indirectamente, me daría la pista para encontrarla!

Me siento, entonces, en una mesita y dando tiempo al tiempo voy releyendo la parte biográfica del libro. De repente oigo la voz de Arteaga que entra con tres señores que lo acompañan. No era plan de interrumpir su conversación pero sí que me levanto y entro con ellos en la sala pre-conferencia (vamos a denominarla así, una sala casi al lado de donde tendrá lugar la presentación), entonces oigo que alguien le pregunta a Arteaga por Almudena y él le contesta: “Está ahí fuera fumándose un pitillo con unas amigas”. Es entonces miro fuera de la sala, justo en el jardín, y allí estaba Almudena ‘devorando’ un pitillo. Tampoco era plan de interrumpir la conversación. Concluye su pitillo y entran las tres amigas a la sala pre-conferencia donde siguen charlando. Veo que no voy a tener más remedio que interrumpir la conversación pero, Dios baja a verme, aprovecho unos segundos en los que Almudena se queda sola y la abordo:

Es Vd Almudena de Maeztu?”. Me contesta: “Sí, y tú debes ser Eugenio”.

Dioss, por fín había establecido el contacto. Entonces empezamos una charla que se inicia con la gustav-mahler.es, los impedimentos que había tenido su marido para concertar la entrevista; hablamos sobre la otra entrevista que Psanquin (así es como ella lo nombra) le hizo a HLDLG y no habían transcurrido ni dos minutos cuando entra una persona que se le acerca y la saluda. Entonces me dice: “Este también es de Málaga”. Es que antes ella dice que me había notado un cierto deje andaluz. La verdad es que a mi entender no tengo ningún deje, pero si ella lo dice será verdad.

Resulta que se trataba de Adolfo Gross Bolín, el que fuera Director de Radio Clásica durante bastantes años. Se marcha el Sr. Gross y sin darme cuenta se presenta el mismísimo Arteaga quien mirándome fijamente me dice: “Yo a ti te conozco”. Yo le digo que no; entonces me dice: “No vas tú por el Auditorio”. Le digo que no sólo por el Auditorio sino también por el Monumental. Entonces me dice: “Claro, tu cara me resulta conocida”. Debe ser eso, que las ‘estrellas’ por decirlo de algún modo, están paseando por el Auditorio o Monumental y nosotros los miramos y ellos también nos miran y eso sin uno querer queda grabado en el ‘disco duro’.

Total que, sin quererlo, nos enfrascamos allí en una corta conversación porque el personal no deja de saludar a Arteaga que, al parecer, conoce a casi todos, digo casi por decir algo. Por allí veo a Arturo Reverter, gran artífice del libro, creo que también veo a García del Busto, compañero de fatigas de Arteaga. Total que se nos echa la hora encima y nos vamos hacia la sala donde va a tener lugar la presentación del libro. Quiero sentarme en primera fila, cosa que nunca hago, pero mira por dónde todos los asientos estaban reservados. Opto entonces por la segunda fila. Veo que hay una fotógrafa profesional para la ocasión. Una vez formada la mesa por el subdirector de la Residencia de Estudiantes, José Ramón Encinar y José Luis Pérez de Arteaga me acerco a él y le pregunto si le importaría que tomara unas instantáneas del acto para la gustav-mahler.es. Es entonces cuando me dice: “Por Dios, ni muchísimo menos, estás en tu casa”. Su sencillez, simpatía y amabilidad no tienen límites.

La sala está totalmente llena de público, algo más de cien personas. Toma la palabra el subdirector de la Residencia que pide que disculpemos a la Directora que no ha podido venir por causas mayores y después de unas palabritas cede el turno a Javier Alfaya quien empieza diciendo que Arteaga lo ha nombrado demiurgo del libro, que ha tenido que consultar el diccionario de la Academia española para saber qué demonios significa el palabro, evidentemente estaba de coña. Nos cuenta que si bien en un principio él y Arturo Reverter fueron los responsables de la criatura fue Arteaga junto con su mujer Almudena quienes cogieron el libro por el pescuezo y se embarcaron en una dura travesía del desierto que les llevaría más de 11 años en ‘atravesar’- Sigue diciendo que no es un libro sino que podíamos hablar de tres en uno ya que cuenta con la parte biográfica, la parte dedicada al mundo sinfónico y el amplio capítulo dedicado a la discografía mahleriana. Dice que sus conocimientos de música no se pueden comparar ni con los de Arteaga y menos con los de José Ramón Encinar y le cede a éste la palabra.

Jose Ramón Encinar, actualmente director de la Orquesta de la Comunidad de Madrid, toma la palabra y dice que poco más que lo que ya ha dicho en su prólogo al libro puede decir. Que su amistad con el autor del libro va más allá de treinta años, que todos de alguna manera han sido discípulos de Federico Sopeña y que esto explica de alguna manera el amor que sienten por la música de Gustav Mahler, aunque el no ha entrado todavía en el ciclo sinfónico sino que se ha quedado en el ciclo de canciones que ha dirigido la totalidad de ellas. Sin extenderse mucho más le cede la palabra al autor del libro.

Comienza José Luis Pérez de Arteaga dando las gracias a sus compañeros de mesa y al público en general por su asistencia al acto así como a todos los que de alguna manera han participado en que el libro 'MAHLER' sea ahora una realidad. Continua diciendo que el libro ha sido editado por Antonio Machado Libros y la Fundación Scherzo, que pertenece a la colección Musicalia Scherzo 6, dirigida por Javier Alfaya.

Deja muy claro que sin la ayuda de Almudena el libro no existiría, ella ha estado muy involucrada en toda la parte biográfica. Él se ha ocupado de la Obra y de la parte discográfica. Nos cuenta, ya lo dice también en el libro, que el tratadista húngaro-canadiense Péter Fulop contabilizaba unas 1168 grabaciones de la obra de Gustav Mahler pero que en el momento de finalizar el libro, febrero de 2007, se supera la cifra de dos mil.

Evidentemente no pasa por alto lo que para él ha sido una especie de abrevadero mahleriano, a saber, la página web del francés Vincent Mouret y luego nos habla también del sistema que ha seguido a la hora de valorar las obras. Se ha ceñido a los asteriscos o estrellas y rosetas. No es que haya copiado la forma de evaluar las obras de The Penguin Guide to CD. Es el sistema que se sigue, lo sigue también Gramophone y creo yo que es más que suficiente. Esto lo digo yo, él solo dijo que había adoptado ese sistema de valoración, que el valorar una obra musical es una labor muy subjetiva y que resulta patente que sus gustos no tienen por qué coincidir con los de los demás. Eso es el pan nuestro en nuestro de cada día y así seguirá siendo.

Por último nos cuenta que Gustav Mahler se ha puesto ahora más de moda que nunca, que todos quieren intepretar su música aunque pocos lo consiguen tal y como él la ha plasmado en el pentagrama. Que sabía –Gustav Mahler- lo difícil que les iba a resultar interpretar sus sinfonías y por ello sus partituras contienen instrucciones detalladas de qué es lo que él pretende conseguir. Ningún compositor ha dejado unas partituras con tantas anotaciones y signos de modulación del sonido como Gustav Mahler.

Bueno, pues no mucho más añade a lo aquí expuesto ya que el que esto escribe cree que la presentación de cualquier libro no llega más allá de media hora. En este caso fue más de una hora, pero la parte donde se podía haber profundizado más, no solo en el mundo mágico de Gustav Mahler sino en el no menos mágico del Sr. Arteaga, de cómo se las ha compuesto para confeccionar un libro de más de 500 páginas y 11 años de trabajo; confiesa que hay gazapos que se le han colado y que además agradece a quien se los vaya dando a conocer. Pues bien, como digo, llega la parte más interesante de la presentación que es el coloquio. Luego resultó lo que sucede en la mayoría de los coloquios.

Arteaga dice que podemos empezar a ‘disparar’ con lo que se nos ocurra y hay una persona en el fondo de la sala que no tarda en abrir el ‘fuego’. Le pregunta si él otorga más valor a los directores que iniciaron el ‘despertar’ de la música de Gustav Mahler, tales como los Bernstein, Mitropoulos, Klemperer, Walter, Horenstein, etc. etc. en comparación con los actuales. Arteaga le contesta que no necesariamente ellos, que estuvieron más cerca de Gustav Mahler, gozan de un puesto privilegiado ni mucho menos ya que actualmente hay directores que interpretan a Mahler igual e incluso mejor que los historicistas, por así decirlo. Le debía, este interlocutor, de haber preguntado entonces cuáles eran sus preferidos pero no lo hizo. Así como HLDLG se decanta por Boulez, por ejemplo, ver por quien se decantaba José Luis Pérez de Arteaga.

Viene la segunda pregunta que trata de si existe todavía en París la Médiathèque Musicale Mahler. Entonces Arteaga le contesta diciéndole que, a su juicio, lo que él cree que existe es a nivel virtual, que no está seguro si existe físicamente como tal. Entonces hay otra persona que confirma su existencia en París. Es entonces cuando el que esto escribe aprovecha para decirle que no solamente existe y que constituye un centro de consulta musical para estudiantes, melómanos, directores de orquesta, etc. etc. de todo el mundo, sino que la Médiathèque no sólo está dedicada a Gustav Mahler sino en general a todos los compositores. Que hay un apartado Gustav Mahler pero que está en otro piso y que hay que tener un permiso especial para entrar. No es difícil pero la visita hay que concertarla previamente. El día que estuve pregunté por HLDLG para decirle que iba de parte de Pablo Sánchez, pero de La Grange no se encontraba en ese preciso momento en la Médiathèque y ya no volvimos por allí. Le digo a Arteaga que, curioseando los libros de Mahler, me encontré con el suyo, el de ediciones Salvat, que hacía tiempo andube buscando en Madrid y que nunca lo encontré por estar agotado y que fue allí donde me lo encontré y, por cierto, bastante viejecito de tanta consulta a la que supuestamente había estado sometido.

Le dio bastante alegría saber este hecho. Dijo que hacía pocos años había estado HLDG dando una conferencia justo en la sala donde nos encontrábamos y que él le regaló ese libro. Que ni por asomo se podía figurar que lo tendría en su magna biblioteca.

Luego viene la última pregunta que la hace la persona que está sentada justo a mi derecha. Le pregunta que cómo una persona ajena al mundo de Mahler, sin saber música, podía empezar a introducirse en su música. Ahí Arteaga pone la directa y le dice sin dudarlo un momento que tiene que elegir la Sinfonía Resurrección. Que la tiene que oír en una sala de conciertos, que una grabación por buena que sea no es lo mismo. Parece que la Sinfonía favorita de Arteaga es la Resurrección. Si es así, entonces coincidimos aunque yo entré en su mundo con la Quinta.

Más preguntas? Más preguntas?.....

Allí impera el silencio total, nadie se atreve a formular más preguntas y Arteaga vuelve a dar las gracias a todos los asistentes y aquí termina la presentación del libro 'MAHLER'.

Que pena y que lástima no haberle acribillado a preguntas que es justo donde él se encuentra y desenvuelve cual pez en el agua, pero las audiencias son así de modositas. Incluso con todos los amiguetes que por allí pululaban, pues nada, ni incluso así.

Únicamente Arturo Reverter le recordó al cronista Antonio Cid y lo que éste decía de las sinfonías de Bruckner y Mahler, que había que cortarlas porque el público se aburría y se iba de la sala. Arteaga se reía recordando cómo Cid quería cortar una media hora nada menos que de la Tercera Sinfonía. Sobre ese particular estuvieron bromeando hasta que Arteaga da por terminada la presentación. Aplausos de toda la audiencia para José Ramón Encimar, Javier Alfaya y José Luis Pérez de Arteaga.

La gente, que ya había comprado el libro 'MAHLER' a la entrada, se dirige a la mesa para que Arteaga se los firme. Allá me dirijo yo también y después de esperar un poco me toca el turno. Me despido de él y miro a ver dónde se encuentra Almudena para decirle también adiós. Veo que en la sala no está así que salgo al jardín y gente por todos los lados pero no está. Al ver que no puedo despedirme me dispongo a irme al parking ya que tengo el compromiso de una comida cuando de repente oigo mi nombre. Era Almudena que me había visto y me llamaba para despedirse. Estaba, creo, con Arturo Reverter y tal vez su señora. Me dice que no le he hecho ninguna pregunta a Arteaga. Le digo que lo que quería preguntarle a él, una obviedad, se lo voy a preguntar a ella. Le digo si su marido se ha oído todos los discos que tiene en la parte de Discografía. Entonces me confirma que sí, que se los ha oído todos a excepción de las obras que figuran con interrogantes en cursiva. Arturo Reverter me dice: “Se nota que no ha estado Vd. en su casa”. Y a uno se le hacen los ojos chiribitas...... le digo que ha sido un inmenso placer y privilegio el haberlos conocido personalmente. Me dice que el placer ha sido suyo.

Me dirijo hacia el parking mientras voy pensando lo encantadora que ha sido Almudena conmigo, todo un personaje que al lado de Arteaga forman un tándem difícil de superar. Entre los dos han realizado toda una erudita y rigurosa biografía de Mahler acompañada del estudio de todas sus sinfonías y discografía completa.

Enfilo Castellana arriba hacia Pza Castilla mientras en el casete player -sí todavía tengo cassette— suena a toda pastilla Francesca da Rimini por la LSO dirigida por Stokovski con casi 90 años y que un buen día en “El Mundo de la Fonografía” Arteaga dijo que, tal vez, era la mejor interpretación que él había oído de esa obra de Tchaikovsky. Desde entonces no he dejado de oirla, la interpretación es impactante, y la música del ruso más.

Que acertado estuvo Ramón Castro (colaborador de la gustav-mahler.es) cuando nos habla del autor del libro 'MAHLER' como un personaje fascinante y que ya puede estar hablándonos de una jugosa anécdota o una crítica mordaz o cómo se cocina el hígado encebollado, da igual, don Jose Luis siempre que habla nos embelesa. Amigo Ramón has estado sembrado, como dicen ahora, con tu descripción del personaje. No es lo que dice sino cómo lo dice. Esto hace años ya lo dije yo por algún foro y seguro que alguien se acuerda.

Hemos, por fin, llegado a la estación término.

© gustav-mahler.es