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LA CORRESPONDENCIA DE LA FAMILIA MAHLER

PABLO SÁNCHEZ QUINTEIRO


STEPHEN McCLATCHIE
THE MAHLER FAMILY LETTERS

EDITORIAL: OXFORD UNIVERSITY PRESS
EDICIÓN: OXFORD, 2006
ISBN: 0-19-514065-6
PÁGINAS: 440


STEPHEN McCLATCHIE
HELMUT BRENNER

"LIEBSTE JUSTI!" - BRIEFE AN DIE FAMILIE

EDITORIAL: WEIDLE
EDICIÓN: BONN, 2005
ISBN: 3-931135-91-8
PÁGINAS: 592

La bibliografía mahleriana se ha visto enriquecida en este año 2006 con una esperada referencia, el libro de Stephen McClatchieThe Mahler Family Letters”, edición, traducción y anotación de las cartas de la familia Mahler realizada por el musicólogo canadiense Stephen McClatchie, Catedrático de Música y Vice-Presidente Adjunto de la Universidad de Regina. Autor de numerosas contribuciones en el campo mahleriano, sus artículos “The Gustav Mahler-Alfred Rosé Collection at the University of Western Ontario” en Notes, 52(2), pp. 385-406 (1995), y “Liebste Justi!: the family letters of Gustav Mahler” perteneciente a la monografía “Mahler Studies” editada por Stephen Hefling (1995) pp.53-75, sentaron las bases de la colosal empresa en que ha consistido el recopilar y traducir las cartas de la familia Mahler partiendo en todos los casos posibles de las fuentes originales. Paralelamente y como consecuencia directa del estudio de estos manuscritos McClatchie ha publicado "Hans Rott, Gustav Mahler and the 'New Symphony': New Evidence for a pressing Question", en Music & Letters 81(3), pp. 392-401 (2000) y “The 1889 Version of Mahler's First Symphony: A New Manuscript Source” en 19th-Century Music, 20(2), pp. 99-124, (1996).

La fuente principal de este volumen la han constituido las mas de 500 cartas archivadas en la Mahler-Rosé Collection de la Biblioteca de Música de la Universidad de Western Ontario en London (Canadá) donadas por Maria Rosé, esposa de Alfred Rosé -hijo de Arnold Rosé y Justine Mahler. Afortunadamente para los mahlerianos la hermana de Mahler, Justine, había conservado no sólo la correspondencia que Gustav y ella misma se habían intercambiado a lo largo de más de treinta años sino también un buen número de cartas de la familia. La forma en que llegaron estas cartas a los archivos de la Universidad de Ontario es reflejo de las terribles convulsiones desencadenadas por la segunda guerra mundial. Tras la invasión de Austria en marzo de 1938 por las tropas hitlerianas, Justine junto a Alfred y Marie huyeron a Estados Unidos. Unos meses mas tarde Arnold y Alma, la hermana de Alfred, se encaminaron a Inglaterra llevando con ellos los manuscritos mahlerianos. Era el fin de una época y con él fallecía Justine, la última superviviente de los hermanos de Mahler. Las desgracias no finalizarían en este punto pues lamentablemente Alma Rosé decidiría establecerse en Holanda donde fue detenida durante la ocupación nazi. Su vida termina en el campo de Auschwitz en 1944. En ese momento Arnold todavía permanece en Inglaterra donde fallece en 1946. A su muerte la colección Mahler-Rosé es enviada a Cincinnati donde se habían establecido Alfred y Marie. Pero los manuscritos siguen inmediatamente su camino hacia Canadá pues justo en esa época Alfred consigue un puesto en el conservatorio de London, ciudad donde la familia se establece definitivamente. Sólo en 1983, ocho años después de la muerte de Alfred, Marie lega la colección a la Universidad de Ontario donde por fin ha podido ser estudiada de forma exhaustiva. Este largo proceso culmina en 2006 con la esperada edición de las cartas de la familia realizada por McClatchie y publicada por Oxford University Press.

Es tal el interés de este volumen que a escasos meses de su edición ha aparecido una edición alemana que obviamente ha presentado las cartas en su idioma original. Esta edición germana ha sido realizada por Helmut Brenner y editada por Weidle-Verlag (Bonn 2006) bajo el título “Gustav Mahler: Liebste Justi! Briefe an die Familie”. La edición de Brenner, aparte del atractivo de ofrecer la fuente original, está enriquecida por un mayor número de notas a pié de página, la inclusión de árboles genealógicos de las familias Mahler y Rosé, y sobre todo de una extensa contribución del propio Brenner sobre las finanzas de Gustav Mahler. Este trabajo titulado “Gustav Mahlers Finanzen und das Bank- und Währungswesen um 1900”, constituye una magnífica introducción al contexto financiero de la época de Mahler, aspecto necesario para valorar en su justa medida las referencias a la cuestión pecuniaria, aspecto tan frecuentemente citado en las cartas de Gustav, muchas veces de forma apremiante.

Es evidente la trascendencia de este volumen pero sería injusto olvidar que muchos pasajes de estas cartas no son del todo desconocidos gracias a la impagable labor del profesor Henry Louis de La Grange. En los años cincuenta éste viajó a Ontario en diversas ocasiones para estudiar e incluso copiar buena parte de las cartas. Sin embargo por razones desconocidas y sin que se pueda deducir un motivo aparente, el matrimonio Rosé sólo puso a disposición de La Grange aproximadamente la mitad de las cartas. Ahora por vez primera el total de cartas inéditas salen a la luz. Por otra parte, y con el fin de hacer una compilación lo más completa posible McClatchie edita una serie de cartas que Alfred vendió o regaló a la lo largo de su vida, así como cartas procedentes de otras fuentes, como por ejemplo las destinadas a Emma Mahler que en la actualidad están en manos privadas pero son accesibles gracias a fotocopias albergadas en la Bibliothèque Musical Gustav Mahler de Paris. Finalmente las fuentes se completan con una serie de cartas -las más tempranas- de las que sólo se conoce la versión mecanografíada por Alma en el borrador de su volumen de memorias que es actualmente conservado en Pennsylvania.

De esta forma se redondea un total de 568 cartas de la familia Mahler. Este nutrido número comprende las cartas que se conservan entre Mahler y sus padres Bernhard y Marie, sus hermanos Leopoldine, Alois, Otto, Emma y Justine, sus cuñados Alfred y Eduard Rosé, y como un caso excepcional, la carta que envía Gustav en 1877, la más temprana de la colección, al matrimonio Fleischberger, tíos del compositor. Por otra parte están incluidas todas las cartas que se conservan entre los hermanos y entre Alma y Justine. En el caso de Alma se han omitido obviamente las cartas de Gustav a Alma -como es sabido las de Alma a Gustav fueron destruidas por la propia Alma- pues éstas por su trascendental relevancia han sido ya editadas en un volumen independiente, primero en alemán y recientemente en inglés; Henry-Louis de La Grange y Günther Weiß: “Ein Glück ohne Ruh': Die Briefe Gustav Mahlers an Alma. Erste Gesamtausgabe” (Siedler, Berlin 1995), y Antony Beaumont y Henry-Louis de La GrangeGustav Mahler: Letters to his wife” (Faber & faber 2005).

El hecho más evidente es como la gran mayoría de las cartas -437 exactamente- son misivas de Gustav destinadas a Justine. Se tratan de numerosas cartas escritas por Gustav a su hermana mayormente en los años de estancia en Budapest y sobre todo en Hamburgo. En 1895 se aprecia un abrupto descenso en el volumen de esta correspondencia que es consecuencia lógica del traslado de Justine y Emma a dicha ciudad, mudanza pretendida ya varios años antes pero demorada por distintas razones. En el año 1897 se observa un importante incremento de las cartas a Justine, esta vez justo por el motivo contrario: Gustav se traslada a Viena para ocupar la ansiada plaza en la Hofoper mientras que Justine permanece durante varios meses en Hamburgo. Aunque, como podemos comprobar en la gráfica, apenas se conservan las misivas complementarias de Justine a Gustav, las cartas de Gustav a su hermana, aportan muy relevante información biográfica sobre la etapa de Budapest y la primera mitad de su período en Hamburgo.

Tras el regreso de Justine a Viena se reduce nuevamente la comunicación por carta, salvo en una situación puntual de especial trascendencia para los biógrafos mahlerianos: en Diciembre de 1901 -momento en que la relación de Mahler con Alma da sus primeros pasos- Gustav se ve inmerso en una gira en Berlín y Munich de tal forma que las intensas emociones y angustias de esta etapa se ven reflejadas en la doble comunicación que se ve obligado a mantener por carta con las que son probablemente las dos mujeres más importantes de su vida: Alma y Justine, que a su vez se conocen mutuamente en persona por vez primera esos días. Afortunadamente en este caso sí se conservan las cartas de Justine a Gustav con lo que aparecen perfectamente documentados aspectos tan interesantes como por ejemplo los temores de Gustav por la diferencia de mentalidad y de edad -“¿debería el invierno poder encadenar al verano?”, la impresión positiva que causa Alma en Justine, o el trauma que la aparición de Alma pueda causar en la relación entre ambos hermanos.

Como ejemplo de estas misivas podemos citar el siguiente fragmento de la carta 510 escrita por Justine a Gustav el 13 de diciembre de 1901: “...Soy absolutamente feliz con tu actitud hacia mi y hacia mi compromiso y con la forma en que tu también sientes que nunca nos alejaremos y como toda la vida seguiremos siendo los más sinceros de los amigos. Por tu felicidad, por tu paz, podría sacrificar cualquier cosa. Si tú te alegras con mi felicidad y satisfacción de la misma manera que yo en lo más hondo de mi corazón me alegro con la tuya, sólo puedo arrodillarme y agradecer a Dios recordando el anhelo de nuestra madre en su lecho de muerte –sus últimas palabras fueron: niños, debéis ser felices-, deseo que se verá cumplido con nuestra mutua felicidad. Eres consciente de que debo casarme; considero esto una necesidad imperiosa para nosotros dos. Tú también te casarás y esto será la solución para todos [und das wird die Lösung für Alles sein]. Tu mujer no podrá hacer otra cosa que amarte apasionadamente; pues es a lo que impulsas a todos los que te rodean, sean hombres o mujeres. Sabes que sostengo que mi Arnold te ama incluso más que a mi.

Pasaje revelador del carisma y atractivo de la personalidad de Gustav, aspecto muchas veces ignorado, ante los textos tópicos que lo describen como un ser colérico y en constante aflicción, rozando incluso la misantropía. Un ejemplo es la carta 242 escrita desde Londres en 1892 en la que Gustav, al tratar la situación de Otto, hace una dura critica al sentimiento de fatalismo, estado de ánimo que califica de egoísta y estéril ¡Cómo se sorprendería Mahler si pudiese leer los incontables escritos que después de su muerte le han retratado como un ser fatalista! En este sentido y a modo de anécdota resulta interesante citar como en la carta 419, escrita en marzo de 1897 a Justine desde Berlín justo al regreso de su gira rusa, bromea Gustav sobre sus hipotéticos futuros biógrafos: “Mi digestión es espléndida, pues soy muy cuidadoso con ella ¡Como manzanas en masa! Las de Rusia son fantásticas [...]. Piensa que divertido resultará algún día todo esto en mi biografía. Tal vez ni Wagner tendrá semejante colección de extravagancias (stylblütchen). Una cosa es cierta: o soy un diletante caradura y sin talento, o una mente tan original que mis contemporáneos no tienen por donde cogerme”.

Pero volviendo a la carta 510 citada anteriormente, y al margen de su interés por lo que nos dice sobre la personalidad de Gustav, es esta misiva sin duda el mejor reflejo de la intensa relación que unía a ambos hermanos. No es exagerado decir que, hasta la aparición en escena de Alma, Justine ha sido la mujer que más ha llenado la vida de Gustav. Por desgracia la correspondencia entre ambos no es tan intensa como en el pasaje citado. Tras la muerte de sus padres en 1869 Justine con sólo 21 años ha de hacerse cargo de sus hermanos Emma (14 años), Otto (16) e incluso Alois (22) quien a pesar de vivir de forma discontinua independientemente, acosaba a sus hermanos con problemas y exigencias insoportables. Tres caracteriales criaturas que, la propia Natalie Bauer-Lechner describía en estos duros términos: “...educar estos tres, habría requerido una dominante autoridad paterna –la cual incluso no podría haber sido suficiente a la luz de la casi patológica testarudez y desobediencia, por no decir estupidez de estos ‘pequeños’ Mahlers”. La nutrida correspondencia de estos años se obsesiona pues en los avatares de Justine enfrentada en solitario a tan difícil tarea. No es de extrañar que la de Justine no sea la más feliz de las existencias y de hecho la correspondencia con su hermano transmite una sensación inequívoca de frustración. Su largo viaje y estancia italiana en el año 1892 es uno de los escasos momentos de relax y felicidad de Justine, que no se ve empañada incluso por el atentado terrorista en Roma que pone en serio peligro su vida.

El lector curioso en el devenir de Gustav como compositor y director puede sentirse decepcionado ante el sesgo hacia las cuestiones domésticas de la cartas a Justine. Son innumerables las referencias a los continuos traspasos de dinero. Podría esto parecer sorprendente pues como detalladamente refleja la monografía de Brenner los ingresos de Mahler en Budapest y Hamburgo son de una elevada cuantía; sin embargo los gastos que la familia ocasiona son una constante preocupación de Gustav quien constantemente recuerda a su hermana la necesidad de ahorrar. De hecho las cartas están llenas de ejemplos de su austeridad como es el caso del pasaje en el que muestra su satisfacción por el ahorro que supone el viajar desde Moscú en segunda clase. Sin embargo, cuando se trata del bienestar de Justine, Gustav es el primero que empuja a su hermana a no privarse de ninguna comodidad, invitándola siempre a prolongar lo máximo posible sus estancias en balnearios o las etapas de descanso en la beatífica Italia. Por otra parte sorprende descubrir en estas cartas como ya en una etapa temprana de su carrera aparece el anhelo mahleriano de poder ganar lo suficiente para poder llevar a cabo una vida entregada a la composición.

Además de las tribulaciones económicas, la preocupación por la situación de Otto y Alois aparece ampliamente documentada. En este sentido, terrible resulta leer los aciagos vaticinios de Justine acerca de un hipotético suicidio de Otto, o la forma en que Gustav en más de una ocasión se ve obligado a literalmente “borrar” de la familia a ambos hermanos; intención que nunca es llevada a cabo, pero que es reflejo de la impotencia ante los continuos fracasos y engaños de ambos. En 1894 Gustav consigue para Otto puestos de asistente de director en Leipzig y Bremen pero en ambos casos sólo encuentra por respuesta la incapacidad de Otto para adaptarse al mundo que lo rodea.

A lo largo de estas misivas podemos seguir la cronología y acontecer de los viajes de Mahler pues lógicamente son estos los momentos más propensos a la redacción de cartas. Ejemplos señalados son el viaje a Escandinavia en 1891 o la gira londinense en 1892 que tan profunda impresión dejaron en él. La planificación de los meses de verano es también una temática recurrente, incluso con meses de antelación, no en vano estas etapas resultan tan decisivas para encontrar la anhelada paz necesaria para componer y para desintoxicarse de la presión de sus responsabilidades directoriales. No extraña leer en la carta 546 escrita a Justine desde Maiernigg: “Una vez al año cada persona debería retirarse a un prado alpino durante 14 días; sólo con esto esa persona daría y recibiría la paz necesaria”.

Al ser la correspondencia por carta la única forma de comunicación con la familia en los largos períodos de alejamiento, las cuestiones estrictamente musicales pasan lamentablemente a un segundo plano frente a las cuestiones domésticas citadas. Sin embargo varios aspectos claves son documentados. Sin duda significativa la reacción de Mahler ante la partitura de Das klagende Lied sobre la cual muestra un renovado interés en 1893. Sobre ella escribe a Justine: “Debo decirte que cada vez que vuelvo a estudiar esta obra, me quedo absolutamente atónito. Cuando pienso que ha sido escrita por un hombre de 20/21 años de edad, no me entra en la cabeza; ¡Es tan individual e impactante! Las dificultades que he tenido que superar en esta obra son quizás las mas duras que nunca he pasado. Dios sabe si algún día será interpretada.

También resultan las cartas escritas a sus padres en la etapa de Leipzig una fuente fundamental para conocer numerosas circunstancias en torno a la reconstrucción de Die drei Pintos. El éxito de público, crítica y pecuniario son perfectamente reflejados en distintas misivas. Dado su interés y a resultas de su trabajo en esta edición Brenner publica en el número de enero de 2007 del Österreichische Musikzeitschrift un monográfico titulado “Die Drei Pintos in den Familienbriefen von Gustav Mahler”.

Pero aparte de esta notable excepción, es reacio Mahler a escribir a su familia acerca de la respuesta del público a su obra. Un raro ejemplo positivo es la carta 305 escrita a Justine en Hamburgo (1893): “Por un autor tan ‘temido’ como yo, es siempre elogioso escuchar que mis canciones han sido recibidas tan bien ¡Me gustaría poder expresar mi admiración a aquellos a quienes mis composiciones les agradan! Recientemente incluso le gustaron a un músico aquí ¡Fue emocionante!”.

Un último apartado digno de ser señalado son las referencias a ilustres colegas del compositor, como es el caso de Nikisch, von Bülow o Strauss. Sobre este último resulta resulta clave la carta 353, escrita a Justine en Enero de 1894: “He frecuentado a Strauss a menudo. Mentiría sin embargo si dijese que surgieron muchos puntos de contacto entre nosotros. Cada vez me doy más cuenta de que permanezco aislado entre los compositores de hoy. Nuestros objetivos son tan distintos. A mi juicio sólo me rodean arcaicos clasicistas o pedantes neo-germánicos. Apenas ha sido Wagner aceptado y entendido y ya los sacerdotes de la única fé verdadera aparecen cercando el terreno con murallas que los aislan de la realidad, con lo cual lo único que se consigue es rehacer lo Antiguo (incluso si es más grande o significativo que lo Nuevo) dándole una apariencia de novedad para así responder a las necesidades del momento ¡Strauss en particular es un consumado Papa! Pero, en cualquier caso y hasta donde puedo profundizar, un tipo atractivo. Si es sincero está por ver. Todo esto queda dicho entre nosotros, pues es ‘mi único amigo entre los dioses’ – y no quiero arruinar mi relación con él. Por otra parte, él ha especulado sobre mi sucesión aquí. Yo perfectamente renunciaría a su favor, si sólo tuviese un sitio modesto donde acomodarme. En este sentido lo he intentado todo, pero parace que tengo todas las puertas cerradas por culpa de mis raíces judías”.

Para concluir esta reseña sólo resta felicitarse por la aparición simultánea de las ediciones inglesas y alemanas aquí comentadas y recomendarlas calurosamente a estudiosos e incondicionales de la biografía mahleriana. Para ambos estas cartas constituyen una fuente valiosísima de información no sólo de la vida y obra de Mahler sino también del estilo de vida y de la cultura de una época única.

A la espera de que algún día se lleve a cabo la empresa de editar en un único libro la totalidad de la correspondencia mahleriana este volumen es un complemento perfecto al “Letters to his Wife”. “Mahler Family Letters” no resultará una lectura tan intensa y apasionada como la que resulta de las misivas de Gustav a Alma, en cierto modo porque el matrimonio con Alma redujo enormemente la correspondencia familiar hasta el punto que sólo se conservan 52 cartas. Concluyo, precisamente reproduciendo una de ellas; la terrible carta que cierra el volumen. En concreto una tarjeta postal escrita por Alma a Justine desde Neuilly el 8 de mayo de 1911, justo diez días antes de su muerte. Este es el escueto texto de la misiva:

Pulso 120
Temp. 37.3
Aspecto Bueno
Apetito ¿Bueno? Satisfactorio
Ánimo Mejor
Noche Mala - fiebre
Sueño Insomne
Medicina – sin efecto

El autor desea mostrar su agradecimiento a Diego quien me sorprendió a su regreso de Nueva York con el libro de McClatchie recién salido del horno, a Gabriela por revisar el texto y aportar sus conocimientos en Excel y a Helmut Brenner por el interés y buena disposición mostrado hacia este trabajo y hacia el conjunto de la web gustav-mahler.es.

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