ARTÍCULOS MAHLER, EN SU(S) TIEMPO(S)
PACO YÁÑEZ
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NORMAN LEBRECHT
¿POR QUÉ MAHLER? CÓMO UN HOMBRE Y DIEZ SINFONÍAS CAMBIARON EL MUNDO
EDITORIAL: ALIANZA
EDICIÓN: MADRID, 2011
ISBN: 978-84-206-5121-7
PÁGINAS: 394 |
El 18 de mayo de 1911 moría en Viena un compositor que, como pocos, había expresado la fe que en sí mismo depositaba, al profetizar, con total acierto: “Meine zeit wird kommen!”.
Sin la menor duda, el tiempo, los tiempos, de Gustav Mahler (Kalischt, 1860 - Viena, 1911) son ya estos en los que su música se ha generalizado tanto en las salas de conciertos, como en las ediciones fonográficas y bibliográficas, o en el corazón y el intelecto de millones de melómanos desde hace más de medio siglo; especialmente desde que, tras la caída del nazismo con la Segunda Guerra Mundial, su música pudo ser restituida no sólo en su país de origen, sino en la Europa ocupada, y toda una generación de pioneros mahlerianos, aquellos que se forjaron con el propio Mahler: los Klemperer, Walter, etc., explicaron al mundo el mensaje de un creador cuyo legado habría de florecer ya a un nivel planetario gracias a una segunda generación que se encargó, con los Bernstein, Kubelik, Haitink, etc., de darnos a conocer la integridad del catálogo mahleriano: un reducido pero intensísimo conjunto de obras a través de las cuales, como afirmaba Thomas Mann, se expresaba como en ningún otro creador el arte de su tiempo de la forma más profunda y sagrada.
La bibliografía sobre Gustav Mahler en castellano continúa mostrando preocupantes carencias que obligan al melómano realmente interesado en la biografía del bohemio a leer, al menos, ediciones alemanas, francesas e inglesas; idiomas en los cuales se encuentran buena parte de las publicaciones más trascendentales para conocer su vida y obra. Entre aquellos libros que echamos especialmente en falta, no podría dejar de citar la enciclopédica labor de Henry-Louis de La Grange, el considerado biógrafo oficial de Gustav Mahler, cuyos tres (en espera del cuarto) volúmenes (publicados por Oxford University Press) son quizás la gran referencia actual, sin que ninguna editorial en castellano muestre indicios de afrontar tan necesaria traducción y publicación.
Mientras tal ausencia (como tantas otras) no se repara(n), lo que nos queda es una serie de libros que, con mayor o menor interés, van abordando la biografía de Gustav Mahler de un modo más general, normalmente interrelacionada estrechamente con su obra, pues como en pocos compositores la vida y la música de Mahler conforma un todo indisoluble. Así pues, para acercarnos a este tres veces apartida, al hombre que revolucionó la Ópera Imperial de Viena y llevó la composición a unos avances inauditos para su tiempo, hasta ahora teníamos que recurrir, básicamente, a los José Luis Pérez de Artega (Salvat, Antonio Machado Libros), Theodor Reik (Taurus), Fernando Pérez Cárceles (Hiperión), Quirino Principe (Vergara), Marc Vignal (Antoni Bosch), Bruno Walter (Alianza), Alphons Silbermann (Alianza), Federico Sopeña (Rialp), Gastón Soublette (Frasis), Sylvie Dernoncourt (Espasa Calpe), Alma Mahler (Acantilado, Tusquets), Arnoldo Liberman (Altalena), José González Casanova (Ariel), o Theodor Adorno (Akal). Entre todos ellos se encontraba también el propio Norman Lebrecht, del cual en castellano disponíamos de El mundo de Mahler, editado en Argentina en 1999 por Adriana Hidalgo (ISBN: 987-9396-39-1); un libro que básicamente recogía las opiniones que sobre Mahler habían pronunciado ilustres personajes del mundo de la música y el arte.
El volumen ahora editado por Alianza Música, ¿Por qué Mahler? Cómo un hombre y diez sinfonías cambiaron el mundo, recoge la traducción de Bárbara Zitman de Why Mahler? How One Man and Ten Symphonies Changed the World, publicado por Norman Lebrecht en 2010. Se suma así el siempre polémico, inquieto e informativo crítico británico al doble aniversario mahleriano del 2010-2011, con un libro que pretende acercarse a la figura del compositor bohemio desde una mirada propia del siglo XXI, algo que realiza a través de una biografía y comentario general de la obra de Gustav Mahler, mezclado con sus reflexiones personales como melómano y musicólogo. La respuesta al interrogante título de su libro es para Lebrecht la capacidad que tuvo la música de Mahler para anticipar el siglo XX, así como para dialogar con lo más profundo de nuestro ser, ayudándonos a comprender tanto nuestra vida como nuestra historia y sociedad. No estamos ante el rigor del monumental trabajo biográfico de La Grange, y lo más destacable de este recorrido es conocer todo un mundo de significativas anécdotas que rodearon la música de Gustav Mahler en vida del compositor, así como en la ya larga tradición interpretativa posterior. En este sentido, he de reconocer que me molesta un poco el empecinamiento de Lebrecht por convertir a Mahler en apóstol y profeta de casi todo lo que la historia nos dejó tras su muerte: desde las guerras mundiales al ascenso del nazismo, desde el existencialismo filosófico a la era de internet. Creo que hasta el propio Mahler estaría escandalizado con la capacidad que el británico le otorga para vislumbrar todo un mundo por venir; una hermenéutica de una vida y obra muy ventajista, realizando una relectura apoyada en todo aquello que ahora ya hemos conocido, gozado y padecido.
La trascendencia de Gustav Mahler es la de haber sabido expresar en su música buena parte de la globalidad de su existencia como ser humano, con sus paradojas, incongruencias, grandezas y sabiduría, con su profunda humanidad y conocimiento de la misma, algo que nos comunicó a través de una obra, y esto creo que es crucial destacarlo, que se enraíza con las voces mayores de su ámbito musical, el germánico, para avanzar en una dirección que dejó las puertas abiertas a las grandes revoluciones vanguardistas del siglo XX. Así, Mahler es directo heredero de los Haydn, Mozart, Beethoven, Schubert, Schumann, Wagner o Bruckner, como también lo es de un Bach que estudió con pasión y cuya influencia es capital a partir de la Quinta sinfonía. Como los propios Beethoven o Bruckner, y como posteriormente tantos otros de sus herederos musicales, Mahler se enfrenta a la comodidad de lo establecido, a una tautología musical que confronta a unas partituras de inusitados requerimientos y novedades; aquéllas a través de las cuales, como decía Bruno Walter, este último romántico llegó a los límites de su propio tiempo. Gustav Mahler se convierte, así, en pieza axial, en hito que conecta a los siglos XIX y XX, siendo el compositor de referencia para los miembros de la Segunda Escuela de Viena, algunos de los cuales se beneficiaron de su apoyo no sólo musical, sino hasta económico. El reconocimiento de Arnold Schönberg -tras ciertos años de distanciamiento-, la admiración sin límites de Alban Berg o Anton Webern, nos dan una idea de la importancia que Mahler tuvo para aquellos que cimentaron una de las ramas principales de la música europea del pasado siglo (sin olvidar que compositores en otros ámbitos culturales, como Dmitri Shostakovich o Benjamin Britten, también se declararon fervientes mahlerianos). Posteriormente, desde el serialismo, y recogiendo el legado de los tres vieneses, numerosos compositores de la avantgarde europea en la posguerra siguen mostrando su respeto por la obra de Mahler, un compositor alabado por nombres clave de nuestra contemporaneidad como Luigi Nono, Bruno Maderna, Luciano Berio, Helmut Lachenmann, Wolfgang Rihm, György Kurtág, etc.; y cuya música ha inspirado composiciones a modo de metamúsicas tan bellas como las de los citados Berio, Rihm y Kurtág, pero también Peter Ruzicka, Jorge E. López, etc.
Todo ello, el poder conocer a un hombre con tal profundidad humana y artística, a una persona inconformista que luchó por llevar el arte a lo más alto que dio de sí en su época, de un modo paralelamente avanzado y ferviente, es ya un privilegio que nos debiera hacer amar su obra, a la altura de las voces más importantes de la historia de la música. Las anécdotas que disemina Lebrecht por su libro -muchas de ellas derivadas de sus investigaciones sobre el terreno y de su contacto con buena parte de los mahlerianos más destacados de las últimas décadas-, los casos de ‘cuasi-sanaciones mahlerianas’, se sitúan a menudo en el terreno de lo discutible, si bien revelan la gran fuerza que esta música presenta para entrar en comunicación profunda con las más diversas sensibilidades. Como bien dice Lebrecht, hay muchas puertas de entrada al universo Mahler, diferentes vías para acceder a una personalidad cuya música alberga una riqueza sin fin, día tras día renovada sobre nuestros escenarios. Para el crítico británico, ello nos permitirá, incluso, comprender mejor los avances de nuestra sociedad globalizada, acelerada y virtual, tal como se puede leer en párrafos como estos:
"De su música surgen otros principios igualmente aplicables a nuestra época. El mundo moderno es una avalancha de información sin un lugar donde refugiarse. Cómo recibimos y entendemos esa información se convierte en un asunto delicado a medida que inventan nuevos medios que hacen que las noticias sean instantáneas y que cada conocido superficialmente sea un amigo en Facebook. La música de Mahler es un carril rápido hacia la emoción profunda, una manera de conectar con el verdadero yo y, a través de esa conexión, con nuestros seres queridos."
"No es un canal angosto, sino una compleja red de mensajes, no todos interesantes y pertinentes. Mahler anticipa la avalancha de información mediante intromisiones aleatorias y bandas fuera del escenario. Nos enseña que ningún mensaje debe interpretarse literal o aisladamente. Cada declaración tiene subtítulos, comentarios y contradicciones incorporadas; cada declaración debe ser tratada con más escepticismo del que deben de haber tenido nuestros ancestros al escuchar los discursos de Churchill, Gandhi y Abraham Lincoln."
"Cuando escuchamos a líderes en el tercer milenio, debemos escuchar lo que dicen entre líneas si queremos evitar el desastre. Cuando rastreamos la megaautopista de la información, es preciso tratar cada descubrimiento con guantes de seda, dejarlo reposar e insertarlo dentro de una perspectiva más amplia si no queremos que la mente humana se atrofie. Mahler añade amplitud y profundidad al pensamiento. En una sociedad acelerada y homogeneizada, nos permite pensar que la mente individual puede sobrevivir. Nos anima a ver el panorama más general, a escuchar lo que no se ha dicho. Mahler continúa la conversación. Nos convierte a todos en críticos".
Incluye también Lebrecht, en un libro que es realmente ameno y agradable de leer, una amplia y bien documentada bibliografía, enlaces web, información sobre la presencia de la música de Gustav Mahler en otras artes, y un importante capítulo con valoraciones y recomendaciones fundamentales para guiarnos por la ya amplísima discografía mahleriana, algo que siempre puede resultar útil, a pesar de que el criterio del británico es realmente personal -quizás como no podría ser de otro modo en Mahler-. A continuación, realizo un listado con las recomendaciones principales de Norman Lebrecht en el terreno sinfónico (incluyendo Das Lied von der Erde; el resto de los ciclos liederísticos se encuentran igualmente en el libro). Aquellos que deseen aventurarse en la discografía completa de Gustav Mahler tienen la posibilidad de consultar una web, la gustavmahler.net.free.fr, que nos ofrece el listado de todas las grabaciones realizadas de cada sinfonía y ciclo de canciones, detallando sus intérpretes, sello, fechas de registro y carátula. Todo un tesoro para el melómano mahleriano. Para quien no quiera diversificar tanto sus adquisiciones, si tuviera que recomendarles un ciclo, con todo lo parcial que ello resulta en Mahler -pero quizás puerta de acceso a futuras investigaciones, descubrimientos y sorpresas en este universo musical que pretendía abarcar al mundo entero-, no dejaría de recomendar la integral de Riccardo Chailly (Decca), en formato CD, y la de Leonard Bernstein (DG), en formato DVD, ambas fascinantes y, además, plenamente complementarias. Si ante el aprieto de salvar un compacto mahleriano de mi discoteca me pusieran (esa conjetura que después, afortunadamente, nunca se produce), sin duda me quedaría con una grabación que no deja muy bien parada el propio Lebrecht, y que a mí me parece sublime en todo punto: la de la que considero joya mayor del sinfonismo de Mahler, su Novena sinfonía, en la versión que el 4 de octubre de 1979 grabara Leonard Bernstein con la Berliner Philharmoniker (DG). Del mismo modo, quienes deseen profundizar en más aspectos sobre el compositor bohemio, encontrarán una web en castellano que se ha convertido en toda una referencia mundial sobre nuestro compositor, la gustav-mahler.es.
SINFONÍA Nº1:
Dmitri Mitropoulos & Minneapolis Symphony Orchestra (1940, Sony)
Klaus Tennstedt & Chicago Symphony Orchestra (1990, EMI)
Bruno Walter & Columbia Symphony Orchestra (1961, Sony)
Rafael Kubelik & Symphonieorchester des Bayerischen Rundfunks (1967, DG)
Paul Kletzki & Wiener Philharmoniker (1961, RCA)
Gustavo Dudamel & Los Angeles Philharmonic Orchestra (2009, DG)
Pierre Boulez & Chicago Symphony Orchestra (1998, DG)
SINFONÍA Nº2:
Oskar Fried & Berliner Staatsoper Orchester (1924, Naxos)
Eugene Ormandy & Minneapolis Symphony Orchestra (1935, Biddulph)
Bruno Walter & Wiener Philharmoniker (1948, Andante)
Otto Klemperer & Concertgebouworkest Amsterdam (1951, Decca)
Otto Klemperer & Symphonieorchester des Bayerischen Rundfunks (1965, Testament)
Leopold Stokowski & London Symphony Orchestra (1974, RCA)
Leonard Bernstein & New York Philharmonic (1963, Sony)
Claudio Abbado & Wiener Philharmoniker (1992, DG)
Gilbert Kaplan & London Symphony Orchestra (1987, IMP)
Gilbert Kaplan & Wiener Philharmoniker (2002, DG)
Adam Fischer & Budapest Festival Orchestra (2005, Channel Classics)
Klaus Tennstedt & London Philharmonic Orchestra (1989, LPO Live)
SINFONÍA Nº3:
Jascha Horenstein & London Symphony Orchestra (1970, Unicorn)
John Barbirolli & Hallé Orchestra (1969, BBC Legends)
Erich Leinsdorf & Boston Symphony Orchestra (1966, RCA)
Claudio Abbado & Lucerne Festival Orchestra (2007, EuroArts)
Charles Adler & Wiener Symphoniker (1952, Tahra)
SINFONÍA Nº4:
Jascha Horenstein & London Philharmonic Orchestra (1970, EMI)
Willem Mengelberg & Concertgebouworkest Amsterdam (1939, Q Disc)
Bruno Walter & Wiener Philharmoniker (1955, Andante)
Fritz Reiner & Chicago Symphony Orchestra (1958, RCA)
Daniele Gatti & Royal Philharmonic Orchestra (1999, RCA)
Benjamin Britten & London Symphony Orchestra (1961, BBC Legends)
SINFONÍA Nº5:
Bruno Walter & New York Philharmonic (1947, Sony)
Hermann Scherchen & Wienner Staatsopernorchester (1953, MCA)
Simon Rattle & Berliner Philharmoniker (2002, EMI)
Georg Solti & Tonhalle Orchester Zürich (1997, Decca)
John Barbirolli & New Philhamonia Orchestra (1969, EMI)
Klaus Tennstedt & London Philharmonic Orchestra (1988, EMI)
Markus Stenz & Gürzenich Orchester Köln (2009, OEHMS)
Rudolf Barshai & Junge Deutsche Philharmonie (1997, Brilliant)
SINFONÍA Nº6:
Eduard Flipse & Rotterdams Philharmonisch Orkest (1954, Epic)
George Szell & Cleveland Orchestra (1967, Sony)
Mariss Jansons & London Symphony Orchestra (2002, LSO Live)
Klaus Tennstedt & London Philharmonic Orchestra (1991, EMI)
SINFONÍA Nº7:
Hermann Scherchen & Wiener Staatsopernorchester (1953, MCA)
Leonard Bernstein & New York Philharmonic (1965, Sony)
Rafael Kubelik & Symphonieorchester des Bayerischen Rundfunks (1970, DG)
Bernard Haitink & Berliner Philharmoniker (1992, Philips)
SINFONÍA Nº8:
Jascha Horenstein & London Symphony Orchestra (1959, BBC Legends)
Dmitri Mitropoulos & Wiener Philharmoniker (1960, Orfeo)
Klaus Tennstedt & London Philharmonic Orchestra (1991, EMI)
Pierre Boulez & Staatskapelle Berlin (2007, DG)
DAS LIED VON DER ERDE:
Bruno Walter & Wiener Philharmoniker (1952, Decca)
Otto Klemperer & Philhamonia / New Philharmonia Orchestra (1964-66, EMI)
Fritz Reiner & Chicago Symphony Orchestra (1959, RCA)
Carlo Maria Giulini & Berliner Philharmoniker (1984, DG)
SINFONÍA Nº9:
Herbert von Karajan & Berliner Philharmoniker (1982, DG)
John Barbirolli & Berliner Philharmoniker (1964, EMI)
Rafael Kubelik & Symphonieorchester des Bayerischen Rundfunks (1967, DG)
Bruno Walter & Wiener Philharmoniker (1938, EMI)
Jascha Horenstein & London Symphony Orchestra (1966, Music and Arts)
Karel Ancerl & Ceská Filharmonie (1966, Supraphon)
Kurt Sanderling & Philharmonia Orchestra (1992, Warner)
Carlo Maria Giulini & Chicago Symphony Orchestra (1976, DG)
Simon Rattle & Wiener Philharmoniker (1993, EMI)
SINFONÍA Nº10:
Simon Rattle & Bournemouth Symphony Orchestra (1980, EMI)
Riccardo Chailly & RSO Berlin (1986, Decca)
Rudolf Barshai & Junge Deutsche Philharmonie (2001, Brilliant)
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